lunes, 20 de febrero de 2012

Disquisiciones de un lunes

A veces me sorprendo haciéndome preguntas intensas, de esas que nadie puede contestarte y que te dejan con sensación de vacío. Al fin y al cabo a todos nos gustan las respuestas, cerrar círculos, tapar cajas, conocer verdades y limitar riesgos. Y la pregunta que me bloquea hoy es: ¿Nacemos con una cuota X de sufrimientos? ¿Tenemos todos la misma? ¿Si sufres cuando eres adolescente...ya no sufres tanto cuando eres adulto porque ya lo has sufrido todo? Si vives una infancia, pubertad y madurez feliz...¿implica ello que a partir de una determinada edad se te va a morir todo el mundo de golpe, te va a atropellar un autobús y Hacienda (con "H") te va a echar el lazo.
Me inquieta esta pregunta que me hago. Con 18 y 23 años pasaron cosas en mi vida, de esas que te desgarran un poquito por dentro y te hacen plantearte eso de: "Paren esto, que yo me bajo". Pero desde esa época no ha vuelto a pasar nada que me rompa....tristezas puntuales, agobios varios pero..."nah" nada digno de mención. Y entonces llega la pregunta pesimista....¿tocará pronto algo así? Porque, claro, si llevas muchos años sin sufrir te planteas que algo va mal en tu vida. No es posible un grado de felicidad normal durante tanto tiempo.
Me planteo pedirle a mi santo que me deje...que conozca a una brasileña maciza y haga las Américas en pos de fortuna. Así sufriría un poco. Pero no está por la labor. Me quiere y eso.
Me planteo también que sea cierta la profecía derrotista del fin del mundo en el 2012 pero, como se trata de sufrir, fantaseo con que el mundo termina pero yo sobrevivo sin nadie a mi alrededor...sin poder hablar con nadie...Dios mío...sólo el hecho de imaginarlo me acongoja. Pero no soy muy seguidora de profecías, sectas y augurios. Por lo tanto, tampoco me vale eso.
Este tipo de dilemas se nos presentan a los que no paramos de darle "al tarro"; a los que, sin haber preocupaciones las imaginamos o incluso las tememos sin existir. Si todo va bien...malo, eso es que algo va a ir mal. Si algo va mal....¡¡claaaro, ya lo decía yo. Esto tenía que ocurrir!!
Supongo que todo se limita a temer la felicidad o, mejor dicho, a perderla.