martes, 24 de enero de 2012

Silencios

Tú que odiabas los silencios empezaste a entenderlos, a aceptarlos e incluso a compartirlos. Supiste que el silencio no era la antesala de ninguna ruptura, no debía provocar inquietud ni desvelo, ni siquiera desconsuelo. Un silencio no era nada más que un descanso, un respiro, una toma de fuerzas para continuar un discurso.
Tú que siempre viste el silencio como una habitación oscura que te esforzabas incansablemente por encender decidiste un día dejarla apagada. Y no pasó nada. En medio del silencio te encontraste a gusto, cómoda incluso...miraste un punto fijo y supiste que podías quedarte ahí para siempre. Y aprendiste a respetarlos aún sin gustarte, a eternizarte en ellos, a intentar encontrarles su encanto y hubo un día incluso que fuiste tú la que los usaste.
Ahora, que han pasado ya muchos lustros te descubres a veces callada, silenciosa, con un halo de misterio que no pretendes. A veces callas ausente y dejas silencios en pausa que ya no dan miedo.
La habitación oscura sigue estándolo y ya no buscas el interruptor que dé luz.
Quizá porque en el silencio, como en la oscuridad, es donde mejor nos vemos.

miércoles, 18 de enero de 2012

Esparta está de luto

Amanece un miércoles negro en Esparta, territorio de luchadores aguerridos y soldados valientes.
Bajo sol abrasador o lluvia intensa los espartanos han ido ganando batallas mes tras mes... contra los elementos, contra los obstáculos, contra los enemigos.
Pero hoy un voraz rival se ha llevado a uno de los fundadores de Esparta, de los que "sin agua... aunque lloviera..aunque nevara...aunque el mismísmo fin del mundo llegara...los dioses del viento, del fuego y de la tierra lucharían a muerte contra Jerjes y su ejército".
Nuestro espartano no ha podido con su Jerjes particular pero nos queda su recuerdo, su espada en alto, batallador. Grande.
Va por ti, Mario.

jueves, 5 de enero de 2012

Visitas

La calidez de unos días compartidos con ellos...los que movieron y siguen moviendo el mundo; Los que dan sentido a "todo esto" y hacen que se cuenten los días para el siguiente encuentro. Da igual que sean "fiestas entrañables" o simples días normales...ellos hacen que la espera entre una visita y otra se haga más corta, los nervios más intensos, la expectación más grande. Porque ellos hicieron girar el mundo y hacen girar mi mirada cuando los veo seguir creciendo. Porque ellos, y los suyos (que son nuestros) hacen que merezca la pena vivir para compartirlo, y sentir para expresárselo, sin dejar ningún abrazo ni caricia en el tintero.  Ahora ya no están, pero dejan su esencia, su impronta y su huella.
Volverán o volveremos.