Pues por esas cosas de la vida de ser original decidiste hacer el hatillo y dejarnos un día como hoy, 19 de marzo, día del Padre...así, con mayúsculas. No podía haber sido el día de San Cirilo o el de Santa Rufina, santos estos que no atañen en nada a la familia. No. Tú pensaste: "Si me voy, a lo grande". ¡Joé, papá, que era el día del padre! Que nos acabábamos de meter entre pecho y espalda una "super-comida-de-mamá-para-ocasiones-especiales", regada con un vino tinto que tu cardiólogo había dicho ese mismo día que era "ideal" para tu recién estrenada válvula (mitral, tricúspide, aórtica o pulmonar...perdona que no lo recuerde ya).
Justo hoy hace 25 años vino tu médico a casa y te dijo (que estaba yo delante): "Mariano, vete olvidando de la baja que para dentro de ocho días te doy el alta y vuelves al tajo". Y tú debiste pensar: "Llevo trabajando desde los siete años, sacando adelante a mi madre viuda y a mi hermano pequeño; sufriendo por mi pequeña que me nace medio rota y alentando la carrera profesional de mi mayor; luchando contra los sinsabores de un banco que no me da sino disgustos. Mi Carmen se puede desenvolver ya sin mi y si no, tiene al niño que le ayude..
"Yo me voy" debiste pensar. Antes que volver a sufrir por el activo y el pasivo del banco, antes que dolerte por tu "Cara" (Carabanchel F.C) y por tu Real Madrid, antes que penar por Rumasa y Ruiz-Mateos, antes que angustiarte por mil cosas, digo...debiste pensar: "Perdonadme, pero me voy"
Y te fuiste.
Y, ¿qué quedó? Pues tres caras y tres corazones "a cuadros" que no terminaban de entender qué había pasado. Muchas preguntas, ninguna respuesta (ni científica ni de las otras) y muchas, muchas dudas.
Y pasaron los años. Y te hicieron suegro y abuelo por partida doble. Y el mayor y yo decidimos hablar mucho de ti para que no quedaras en el olvido, para que "los nuevos" supieran que eras querido, admirado y original....tan original que te despediste de nosotros un 19 de marzo, día del Padre.
Porque eso fuiste siempre.