domingo, 2 de junio de 2013

Y te levantas una mañana y te das cuenta de que lo ves todo torcido, que parece que esa madrugada los hados, hadas, gnomos o hijos de puta de la noche han conspirado para dar un empujón al eje de tu cara y desplazarlo ligeramente. Piensas en ese momento que no es real, que es un sueño; incluso te pellizcas con el deseo de que no sea más que una pesadilla. Pero no. El eje se ha torcido. Hoy no va a ser un buen día.
Se te pasa una escena por la cabeza, y una situación, y una posible realidad. Pasan los minutos y la escena se agranda, la situación tiende a desbocarse, intentas negar la posible realidad. Todo desde la asimetría, la desigualdad, la inclinación. El miedo.
Intentas buscar una explicación que ignoras, intentas mover finos hilos imaginarios que crees que pueden combatir el efecto que ves ante el espejo...nada.
Empiezas a aceptar que algo no va bien. Y efectivamente te dicen que algo no ha ido bien pero te hablan de mejoría, de recuperación
Y entonces ya...viendo mi eje torcido es cuando cojo el espejo y lo ladeo.
¡Perfecta!

domingo, 12 de mayo de 2013

El abandono

La simple palabra "abandono" tiene muy mala prensa. Pensamos en dramas, lágrimas, llantos desaforados, gestos excesivos o contenidos.
Pensamos en abandono y se nos viene a la cabeza la imagen de "Él nunca lo haría"...el perrito con cara de pena en medio de una carretera solitaria pidiendo ayuda con su mirada perdida.
Hablamos de "abandono" y algo se nos rasga por dentro (y no precisamente las vestiduras)...nos enfrentamos al dolor, a la desazón, a la soledad absoluta, a la pérdida de ese ser que era querido y que, de repente, pasa a ser el más odiado del planeta precisamente por eso...por abandonarnos. Abandono también es lo que hace el que se va para siempre, el que deja de luchar contra una enfermedad porque ya no le dan las fuerzas y se rinde. "Me ha abandonado", decimos...."me ha dejado", nos lamentamos.
El abandono es feo, es malo, es perverso, es nuestro enemigo.
¿Pero por qué no pensamos en "abandonarnos"? Es otro tipo de abandono... el que sentimos desde dentro, el que nos permite, en un proceso lento y pausado dejar una parte de nosotros (un mundo real) para ingresar en una realidad paralera, un mundo alternativo, una situación placentera.
En ese abandono podemos cerrar los ojos y dejarnos llevar, hacer, manipular, acariciar, arañar, morder...todo es válido, todo es legal, todo es justo...todo es abandono. Nadie llora a nadie, nadie se despega de nadie, ni nadie quiere sacar los ojos de un posible culpable. El abandono al que me refiero aquí no lastra, no provoca traumas, no cargamos con él el resto de nuestras vidas.
Es una situación puntual en la que dejas de ser tú para ser tu "alter ego", tu yo más salvaje, más animal, más personal. Una situación en la que, cuando abres los ojos , sientes que un trozo de tu vida ha pasado por delante de ti sin haber sido consciente y sin haber querido serlo. Abandonas ese mundo real para acceder a un mundo alternativo breve e intenso del que sales invicta y poderosa. Brava. Mujer.
Y ese abandono no da miedo, ni tristeza. Ese abandono es presagio de muchos más. En ese abandono sí queremos abandonarnos. Y perdernos.
Y no encontrarnos.




martes, 19 de marzo de 2013

25 años de despedida

Pues por esas cosas de la vida de ser original decidiste hacer el hatillo y dejarnos un día como hoy, 19 de marzo, día del Padre...así, con mayúsculas. No podía haber sido el día de San Cirilo o el de Santa Rufina, santos estos que no atañen en nada a la familia. No. Tú pensaste: "Si me voy, a lo grande". ¡Joé, papá, que era el día del padre! Que nos acabábamos de meter entre pecho y espalda una "super-comida-de-mamá-para-ocasiones-especiales", regada con un vino tinto que tu cardiólogo había dicho ese mismo día que era "ideal" para tu recién estrenada válvula (mitral, tricúspide, aórtica o pulmonar...perdona que no lo recuerde ya).
Justo hoy hace 25 años vino tu médico a casa y te dijo (que estaba yo delante): "Mariano, vete olvidando de la baja que para dentro de ocho días te doy el alta y vuelves al tajo". Y tú debiste pensar: "Llevo trabajando desde los siete años, sacando adelante a mi madre viuda y a mi hermano pequeño; sufriendo por mi pequeña que me nace medio rota y alentando la carrera profesional de mi mayor; luchando contra los sinsabores de un banco que no me da sino disgustos. Mi Carmen se puede desenvolver ya sin mi y si no, tiene al niño que le ayude..
"Yo me voy" debiste pensar. Antes que volver a sufrir por el activo y el pasivo del banco, antes que dolerte por tu "Cara" (Carabanchel F.C)  y por tu Real Madrid, antes que penar por Rumasa y Ruiz-Mateos, antes que angustiarte por mil cosas, digo...debiste pensar: "Perdonadme, pero me voy"

Y te fuiste.

Y, ¿qué quedó? Pues tres caras y tres corazones "a cuadros" que no terminaban de entender qué había pasado. Muchas preguntas, ninguna respuesta (ni científica ni de las otras) y muchas, muchas dudas.
Y pasaron los años. Y te  hicieron suegro y abuelo por partida doble. Y el mayor y yo decidimos hablar mucho de ti para que no quedaras en el olvido, para que "los  nuevos" supieran que eras querido, admirado y original....tan original que te despediste de nosotros un 19 de marzo, día del Padre.
Porque eso fuiste siempre.