lunes, 3 de octubre de 2011

Y tercera gatada. Ya son tres

"Tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena". Esta canción popular era uno de los "chascarrillos" de mi madre cuando surgía en un momento determinado el susodicho número.
Igual que cuando a cualquiera de sus dos lechoncillos les picaba la nariz, ella espetaba: "Señal de borrica florentina" o, cuando el día de nuestro cumpleaños decía aquello de: "Diez (u once, o doce, o los que fueran) cerditos podía tener ya"...cosa que siempre nos dejó el mal sabor de boca de, por un lado no haber hecho felices a nuestra madre por haber nacido humanos y la sensación sempiterna de que mamá, sin duda alguna, hubiera preferido tener dos marranetes (bueno, un "marianete", sí que tuvo).
Frases, sentencias, refranes y dichos que, de repente y de un tiempo a esta parte, aparecen como por arte de magia en nuestra memoria. Y que acercan al presente a los del pasado. Será que nos hacemos mayores. O será que nunca dejaremos de tenerles en nuestro pensamiento.

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