viernes, 23 de diciembre de 2011

Jesús vs Papá Noel

Cuando mi madre me dijo que los regalos del día 24 los traía "El niño Jesús", me extrañó. Yo debía tener siete u ocho años y a mis amigas les visitaba todos los años "un extranjero que venía de Laponia-o por ahí" que se llamaba Papá Noel. Pues no, en mi casa venía el niño Jesús y a mi no me parecía mal...mientras cumpliera su misión, es decir, traer regalos.
A los cuatro o cinco años, me empecé a mosquear. ¿Existía la posibilidad de que en un mundo tan preocupado por los derechos humanos se permitiera que un niño recién nacido fuera explotado laboralmente el día justo de su nacimiento?  Si era así, ¿dónde había quedado la decencia, el decoro y las buenas costumbres? Con esa duda metódica, ataqué a la hacedora de mis días que me salió por peteneras con un "el niño Jesús hace milagros y le da tiempo a hacer regalos a todos los niños del mundo porque hace magia"....¡Menudo tipo el niño Jesús...hacía milagros, regalos y magia!..Alguien a tener en cuenta, desde luego.
Y siguieron pasando los años y me enteré de todo. Y fue cuando, supongo, perdí la inocencia y la ingenuidad de la infancia, que no de la madurez (que esa la conservo, thanks God) y miré a mis padres de otra manera e incluso me rebelé contra la sociedad de consumo, el capitalismo y los centros comerciales. Porque todos, todos me habían mentido.
Jamás les perdoné que no me dijeran que el niño Jesús era, realmente, el paje de los Reyes Magos.

martes, 20 de diciembre de 2011

Peticiones navideñas

Este año no quiero pedirle nada material a los Reyes Magos, ni a Papá Noel, ni a San Nicolás, ni al Olentzero ni al niño Jesús. Sólo quiero que mi amiga Ana se cure, que la amiga mala se vaya, que mi amor camine, que mi hermano me adore, y su prole me acompañe, que el que nunca me abraza, lo haga, y la que nunca me besa, se atreva; que el que no me llama, me llame y la que no me habla, me hable. Que los que me quieren, más lo hagan, que también los querré yo con creces y que los que no me "ajuntan", se vayan. Que los que quieren mi bien, estén cerca y los que mi mal anhelan en fuego se quemen. Que los que están lejos, vuelvan y los que están más lejos aún, sigan cuidándome. Que el que me ama, no se olvide y el que me odie me vaya olvidando.
Como veréis...cosas sencillas. Aunque, si os resulta más fácil...siempre quedará la Nespresso.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Si se va....

Cuando pierdes a alguien que aún vive, no puedes evitar que te inunde la tristeza, e incluso la sensación de fracaso. Si pierdes a alguien que se va al infinito, nada hay que puedas hacer.
Pero perder a alguien a quien puedes ver al día siguiente te desgarra el alma, te descoloca, te desequilibra. ¿Qué decir? ¿Cómo saludar? ¿Un par de besos? ¿La mano?¿ Una sonrisa nerviosa?¿Un saludo gélido? ¿Un.. "recuerdo lo que fuimos y nunca más seremos"? Ese encuentro queda en suspenso, una mirada que no sabe dónde mirar, un cruce de recuerdos intensos que sólo entienden los dos participantes del olvido, la conciencia de saber que nada será igual, que los momentos vividos quedarán en el recuerdo de alguno de los dos miembros pero, probablemente, nunca en los dos, y nunca con la misma intensidad.
Decepción, dolor, fracaso....miedo.
"¿Fuiste tú la/el culpable o lo fui yo?" Da igual, Alaska. El encuentro posterior al olvido ignora culpables; sólo es eso, olvido: Triste, desgarrador, castrante...y poco esperanzador.

Testeros, copas y demás palabros.

Cuando al ir a comprar unos muebles, poco después de "aterrizar" en Sevilla alguien me dijo: "¿Has tenido en cuenta la medida del "testero" y el "plinto"?" pensé: "Bien, realmente estoy en Dubrovnik y aquí hablan un dialecto eslavo-letón con acento cantonés" Me quedé observando a mi interlocutora como vaca mirando a un tren y solté: "Esteeee, guau. No, no sé la medida del testero ni del plinto porque para mi el plinto es sólo un instrumento de tortura que me obligaban a saltar en gimnasia y que debió acabar con mi virginidad allá por los ochenta a fuerza de saltarlo mal y quedarme encima".
Cuando me tradujeron el "palabro" supe que el plinto es el vulgar rodapié que decimos en el foro y que el testero no es otra cosa que una pared, monda y lironda, a lo sumo con gotelé o estuco. ¡Qué manía de cambiar el nombre a las cosas!
Montando casa en este ya mi sur, mi santo me preguntó si quería tener copa' en casa. Su acento andaluz me confundió y pensé que hablaba en plural. "Por supuesto", le dije, "tengo pensado llevarme lo que queda del ajuar de mi madre". Ante mi contestación, él se limitó, prudentemente, a sugerirme la posiblidad de tener sólo una, pues nuestra futura casa iba a tener el tamaño de la de Pin y Pon o, en su defecto, de la de David el gnomo, y tanta profusión de copa' iba a dificultar el paso a cualquier habitación. Me negué en rotundo y poco faltó para que soltara: "O me llevo las cosa de mi madre o se va a vivir contigo el constructor del piso, lease, David el Gnomo".
En ese momento mi santo, que por serlo es más listo que los ratones coloraos (¿por qué son listos estos ratones? ¿Se lo ha planteado alguien?), dedujo que desconocía el otro significado de la palabra "copa" y me describió una especie de mesa camilla con un brasero debajo a la que, aquí, llaman "copa".. ¿Por qué? Por la misma razón que llaman coloraos a los ratones listos...¡vaya usted a saber!
Mi aterrizaje lingüístico en Sevilla fue todo lo divertido que se puede imaginar, aderezado por la imaginación de esta Antoñita la Fantástica que todo lo lía y a lo que todo saca punta. También "atraqué" una panadería pidiendo una "pistola" (barra de pan en Madrid), provoqué la carcajada pidiendo "una bolsa de "regañadas" y sorprendí a mi santo llevándole un trompo (de los de rodar en el suelo) cuando él me pedía un "trompo andaluz", o sea, un taladro madrileño.
En el fondo, entenderse es cuestión de voluntad. En Dubrovnik, en Sevilla, en Madrid...o en Austin, Texas.

Pero seguro que ahora algún espabilado/a  se estará planteando por qué son tan listos los ratones "coloraos", de dónde narices viene la palabra "copa" y "por qué a una pared se le llama "testero"!!!
Las respuestas a davidelgnomo@regañada.com.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Caminos entrecruzados

Él llegó y ella se fue. Se entrecruzaron sus caminos; apenas les dio tiempo a mirarse a los ojos, a hacerse un par de caricias, dos besos, un abrazo, un "te quiero" flojito...para no despertarle.
Ella pidió tiempo para conocerle. Sólo quería días, apenas un mes. Y la magia de la vida se lo concedió. Pudo olerle, tocarle, perderse entre sus pliegues de recién nacido; hundir su nariz en una masa llorosa y quejicosa que sólo quería comer.
Él, por su parte, sintió su calor, su dicha y su dulzura. No podrá recordarlo nunca pero se dejó querer, acariciar y mecer ajeno a  los límites que les impuso la vida.
Y ante el adiós ella, seguro, sufrió por no poder mecerlo más.

Él ya tiene 18 años. No recuerda esos ojos, esas caricias, ni esos besos. No recuerda ese "te quiero" flojito, para no despertarle. Pero los que quedamos nos encargamos de recordarle lo que supuso su llegada cuando ella estaba a punto de irse. Y él es consciente de que nos movió, nos removió y tiró de nosotros desde su infinita infancia para que pudiéramos...en un futuro... contarle quién fue ella y lo mucho que le quiso en esos cinco días.

Cuarentañeras "bracketeadas"

Ayer, en mitad de un partido que exigía mi mayor concentración y molesta por los pinchazos de los brackets, me dio por pensar en la manía, si se puede llamar así, que nos ha dado a las cuarentañeras (que no cuarentonas) de arreglarnos la "piñería". Si hemos pasado esos cuarenta años de nuestra vida mordiendo mal, sonriendo peor y quejándonos del "colmillo torcido herencia familiar"...¿a cuánto de qué nos da ahora por sufrir lo indecible durante dos años para vernos con un sonrisa estándard que en nada nos distinguirá del resto, que no nos hará sobresalir, que no será seña de identidad de nada?
Quizá hemos llegado a un punto en el que no sentimos la necesidad de sobresalir por nada físico.
Quizá nos hayamos hartado de algo que siempre quisimos cambiar y no pudimos, o tal vez seamos tan frívolas que nos estemos dejando llevar por la moda de tener una dentadura perfecta...ahora precisamente que casi nos sentimos perfectas.
Ahora, en pleno proceso, veo fotos de hace apenas un año y me sorprendo del cambio e incluso me asombro de lo mucho que he tardado en tomar la decisión. Pero al mismo tiempo siento que aquella no es la misma que me mira ahora con su bobalicona sonrisa metálica. Como si un instrumento de tortura cualquiera pudiera cambiar cuarenta años de un golpe y con un cambio de sonrisa se borraran de un plumazo sinsabores y lágrimas y sólo se recordaran sonrisas y placeres.
Como decía "aquel: "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos" y quizá la veinteañera "baqueteada" entonces se haya transformado, por obra y gracia de la magia, en esta cuarentañera... ahora simplemente "bracketeada".

lunes, 12 de diciembre de 2011

Nuevas tecnologías

Me dicen que internet deshumaniza, que los ordenadores y los móviles nos privan de la esencia misma del ser humano...pero yo digo que no. Ahora tengo más medios a mi alcance para hablar con los que quiero, para saludar a los que aprecio y para ignorar a los que no son "ranita de mi charca". Quizá no me atreva a decirle a una amiga que la quiero pero sí podré avanzarle a través de un SMS lo que, por supuesto, terminaré diciendole más adelante. No me atrevería a decirle a un conocido: "Quérecuerdosmetraeesta canciónqueescuchabayoenJoyEslavaenlos80"; sin embargo, sí pincho en "Me gusta" e incluso hago algún comentario al respecto.
Se ha dado el caso, muchos, de terminar un café, una cerveza o una Coca Cola con una amiga apreciada/querida y justo después del abrazo de rigor mandar un mensaje para decir: "Gracias por este rato, espero que haya muchos más"..y eso antes no lo hacíamos porque quizá se nos ocurría pero no teníamos tantos medios "inmediatos" para expresarnos.
No creo que internet nos deshumanice. Todo depende, como todo, del uso que se le dé.
Y usarlo para decir "me importas" tiene que ser bueno!!!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Una melodía

Es curioso cómo una melodía puede sacar de ti lo que no sale fácilmente. La escuchas y, de repente, salen miles de palabras en forma de sentimientos (o de sentimientos en forma de palabras) y las teclas se vuelven locas ante el avance de tus dedos. Nunca he necesitado de la música. Conozco gente que tiene una banda sonora por vida, que no sabe hacer nada sin música de fondo; yo prefiero el silencio (para música ya tengo la de mis pensamientos, que conforman el día a día de mi vida). Pero cuando, como digo, surge una melodía en concreto, una música, una canción...saltan emociones, recuerdos, tristezas y alegrías que conformaron un algo-entonces-o forman un algo-ahora-y hay que dejar que las manos, los dedos, expresen lo que quiere decir el corazón o la razón.
Y al contrario también. La música que acompañe a un momento en concreto quedará asociado a él de por vida. Cada vez que recuerdes esa música, recordarás ese momento, esas personas, esas caras o esas vidas. Y cada vez que pienses en esas personas que pasaron, o están aún en tu vida, sonara la banda sonora que las acompañó mientras te acompañaron..quizá sólo en un momento, quizá, no sé, a lo largo de un tiempo.
Y si se fueron y no volvieron, dolerá.
Pero si aún siguen...será la mejor melodía de tu vida.
(Fortitude)

Un pecado capital

Hoy hablaba con un profesor sobre los siete pecados capitales. Y como debemos ser los dos muy buenas personas ninguno reconocíamos ninguno. ¿Pereza? En absoluto, somos deportistas. ¿Avaricia? No, lo justo para vivir, y si se puede, bien. ¿Envidia? Cero, que es muy mala y castra. ¿Gula? Hombreee, las giras "gastronómico culturales" por las ciudades de turno nunca están mal pero no se llega a tanto. ¿Soberbia? "Naaah", un poquito de genio, a lo sumo. ¿Lujuria? No, instinto sexual, que no es lo mismo. Y por último, ira. Y ahí he tenido que hacer examen de conciencia. Siento muchas veces ira interior no expresada; ira que corroe, que duele, que llena de bilis; ira que debería salir a borbotones pero que me han enseñado a controlar; ira que reconcome, que se rebela, que arrasa por dentro y que es como un volcán en erupción que al final hace...!puf! Una ira con complejo de gatillazo.
Muchas veces siento que si saliera, que si explotara muchos nubarrones se hubieran diluido, muchas angustias habrían dejado de serlo pero probablemente hubiera dejado cadáveres en el camino; La ira sólo deja desazón.
Y miedo.
Y el miedo atenaza.

Mi verdad


Cuando enuncio una idea con vehemencia, convencida, segura de lo que digo, no hago otra cosa que exponer una verdad que siento como mía. Pero no deja de ser mi verdad, propia, de nadie más. Puede que el resto del planeta o los tres amigos más cercanos no estén de acuerdo conmigo y hagan disquisiciones varias sobre mi acierto o error; y puede incluso que me convierta en blanco de críticas que cada vez me van dando más igual (supongo que es de las cosas buenas que tiene hacerse mayor). Pero yo me afianzo en lo que digo como algo verdadero, sincero y honesto. Con esa verdad llegaré a donde quiera; podré aplastar verdades ajenas e incluso mentiras, también.  Con el poder que te da se superan barreras, se refutan argumentos, se derriban murallas y se explican sinsentidos. 
No pretendo, nunca lo he hecho y nunca lo haré, imponer mi verdad, por muy fiable que sea para mi. Escucho otras verdades que quizá no me convencen pero las respeto por ser dignas, si es que lo son.
Supongo que todo, al final, se resume en eso: En el respeto; en que todas las verdades tengan su espacio en cada pequeño universo personal y en que todas cumplan su función de información veraz...subjetiva, pero veraz.
Al final, lo importante-verás tú- va a ser tener "la verdad por el mango".

viernes, 2 de diciembre de 2011

Miscelánea nocturna

Cuando de pequeña me preguntaban qué quería ser de mayor, yo respondía: CULTA. Eso es de ser pedante, cursi, enterada y listilla. Pero era cierto; Nunca he sido espectacular físicamente pero sí destacaba por mis habilidades "intelectuales", si se puede decir así. Decían de mi que era rápida e ingeniosa. Y me propuse serlo más. No sé si lo he conseguido pero "doy el pego".
El ingenio, en todo caso, me viene de padre, como el colesterol y el miedo a la muerte...cada uno va heredando cosas de los suyos. De la madre, viene la receta de las croquetas, muchos gestos y el amor por la lectura. Quiza en mi convergieran el ingenio del padre con el amor por la lectura de la madre y ambas ¿virtudes? dieran de mi lo que soy... "lo ignoro, además de no saberlo", que decía aquel.
Sólo sé que procuro usar el verbo correcto, la expresión adecuada, el adjetivo preciso y el adverbio más certero que den como resultado la frase más completa y mejor construida. Eso hará que mi interlocutor/a no dude ni un sólo momento de lo que quiero decirle y de cómo se lo quiero decir. Y si entramos en el terreno de los sentimientos, procuro que la palabra exprese exactamente lo que siento. Para eso me gusta más el inglés; dos verbos diferentes expresan algo que, en español puede confundir. "Want", querer como posesión y "love", amar (No " I want you" sino "I love you")
Eso, para mi, es el lenguaje, la palabra, el idioma. El vehículo a través del cual decimos lo que pensamos, expresamos lo que vivimos, explicamos lo que sentimos, sentimos lo que nos duele o nos da vida.
No es lo mismo "I want to be with you the rest of my life" que "I want to rest; go on with your life".

martes, 25 de octubre de 2011

Mirando hacia atrás sin ira

Haciendo uso del título de Osborne "Look back in anger"ahora, cuando ya tengo unos años que me permiten mirar atrás con algo de perspectiva me planteo si lo hago con ira, con agrado, con dulzura o con rencor. Y siento que en líneas generales le tengo cariño. Me gusta más el presente, desde luego y adoro el futuro, por lo que tiene de novedad y reto. Pero me asombra ver que el pasado, mi pasado tantas veces denostado por mi, vuelve de forma amable en forma de recuerdos dulces, de infancia feliz, de adolescencia revolucionaria pero sólida, de primera madurez sensata....Y ahora resumo lo que llevo vivido hasta ahora como una vida feliz, con sus tropiezos, sus pérdidas castrantes, sus desasosiegos, pero siempre de la mano de personas que me han ido enseñando el camino correcto, el sendero limpio, la ruta correcta.
La ira, esa que reprimo en mi vida diaria, no conforma mi pasado ni creo que forme parte de mi futuro. Como mucho, acepto una pequeña reprimenda por lo que me quitó y, me temo, me seguirá quitando.
Pero, a día, de hoy, miro hacia atrás con muchas ganas de mirar hacia delante.

lunes, 24 de octubre de 2011

Ya son muchas para contar...seis

Entro en una librería a comprar algo más de Marta Rivera de la Cruz. No voy a una gran superficie. Me gustan las librerías en las que, antes al menos, hablabas con el librero/a,  comentabas un libro, preguntabas por otro, pedías consejo y pasabas el rato. Entro en la librería, digo, y pregunto por varios libros de esta autora. Me he enamorado de "La vida después" y quiero seguir leyendo cosas de ella. El librero se pone delante del ordenador ("mal", pienso. "Quizá debería saber de memoria lo que le estoy pidiendo") Pero intento no ser tan crítica y entiendo que son demasiados libros para conocerlos todos. No me mira, sólo busca. Como un autómata me dice tres títulos. Le digo que sí, que los quiero los tres y, sin decirme nada, avanza hacia una estantería delante de la que se sitúa en cuclillas, tardando un rato en encontrarlos. Yo detrás, busco también. Encuentra uno..:"Tome"....encuentra el segundo. "Este es el otro" y encuentra el tercero..:"El que faltaba". Y allí me quedo yo, con los tres en la mano y cara de pánfila. ¿Ya? Pienso...¿ya me tengo que ir? ¿Qué hago si no con esos tres libros en la mano...esperar que el librero me pregunte si me gusta la autora, me recomiende un cuarto título o incluso me recomiende a una prima hermana por parte de padre que escribe con su mismo estilo?
No, me voy. Pago religiosamente (pero blasfemando) y me voy con mis libros en una bolsa con publicidad de la librería. ¡Qué sensación de frialdad, de soledad y de tristeza!

Eso sí...mi venganza ha sido "terrible". Al salir de la tienda, he sacado los libros de la bolsa y he tirado ésta al contenedor de los plásticos. ¡¡Publicidad te va a hacer tu tía!! Y si no, la próxima vez, compórtate como un librero de verdad....y siente lo que vendes.

jueves, 20 de octubre de 2011

Quinta

Leo, contenta pero suspicaz, el fin de la banda terrorista ETA. No me he fiado de nada de lo que han dicho en los últimos años y  no sé por qué debería hacerlo ahora; pero el simple hecho de leer el titular de la noticia me hace recordar el atentado de Vallecas, el de Hipercor, el de Callao...y muchos otros en toda la geografía española, por supuesto, pero los arriba citados me llegaron aún más por ser en mi Madrid.
Viviendo en la calle que desembocaba directamente en el Hospital Militar, no había atentado en la zona de viviendas militares de Virgen del Puerto cuyas ambulancias no pasaran por delante de mi casa. Incluso hubo un día que escuchamos la explosión. Pero te quedabas como si nada. "Otro atentado", "Qué asesinos", "Si les pusieran las bombas a ellos"...bla...bla...bla..
Muchas mañanas, cuando ponías la radio y te enterabas de un nuevo atentado , dependiendo de la zona, llamabas a la prima Coral, al tío Paco, al tío Rafa y les preguntabas si estaban bien, si no les había pillado llegando al trabajo. El día de la bomba en Telefónica (C/Rios Rosas), en el edificio colindante con la vivienda del hermano de mi padre, sólo nos quedamos tranquilos cuando él mismo nos llamó.
Angustia, dolor, llanto general ese día.
Rutina, desidia al siguiente.
Hoy dicen que ya  no van a matar más. Yo añado..."que ya hemos matado bastante".
En vuestras conciencias quede. En la mía, seguiréis siendo siempre lo que siempre habéis sido. Unos asesinos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Y la cuarta

Siempre he creído que los extremos se tocan. Gente que, en apariencia no tiene nada que ver, terminan siendo grandes amigos, grandes amores o grandes socios. Supongo que buscas "en el otro u otra" lo que te falta, lo que te llena, te complementa, te asombra y, sobre todo, buscas lo que admiras y no tienes. En el fondo, todo esto no deja de ser un puzzle. Y nosotros somos las piezas. El marco del puzzle lo delimitan las personas más tímidas, más aisladas o solitarias...les falta un lado de contacto con el mundo exterior. El centro del puzzle está formado por los abiertos, los excéntricos o los más sociables. Pero todos, unos y otros, con un objetivo común...encajar con la pieza de al lado; encajar a la primera, sin tener que forzarla; sin tener que, como yo de pequeña, recortar un saliente del puzzle para hacer trampa. Porque eso  no conduce a nada, la pieza seguirá sin encajar, el tono del azul no será el mismo, o la sombra delatará el truco. Como nosotros.
Sin embargo, cuando las piezas encajan a la primera, el puzzle queda soberbio. Es lo que todos buscamos, ¿no? Que aunque nos encontremos con extremos, las piezas de nuestros puzzles personales encuentren acomodo en sus huequecitos.
¡¡Y qué bien se está ahí!!

lunes, 3 de octubre de 2011

Y tercera gatada. Ya son tres

"Tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena". Esta canción popular era uno de los "chascarrillos" de mi madre cuando surgía en un momento determinado el susodicho número.
Igual que cuando a cualquiera de sus dos lechoncillos les picaba la nariz, ella espetaba: "Señal de borrica florentina" o, cuando el día de nuestro cumpleaños decía aquello de: "Diez (u once, o doce, o los que fueran) cerditos podía tener ya"...cosa que siempre nos dejó el mal sabor de boca de, por un lado no haber hecho felices a nuestra madre por haber nacido humanos y la sensación sempiterna de que mamá, sin duda alguna, hubiera preferido tener dos marranetes (bueno, un "marianete", sí que tuvo).
Frases, sentencias, refranes y dichos que, de repente y de un tiempo a esta parte, aparecen como por arte de magia en nuestra memoria. Y que acercan al presente a los del pasado. Será que nos hacemos mayores. O será que nunca dejaremos de tenerles en nuestro pensamiento.

domingo, 2 de octubre de 2011

Segunda gatada

Domingo 8.30 de la mañana. Duermen todos. Apenas se oye algún pajarraco con su obstinado "uh, uh, uh" y un coche a lo lejos. Me encanta esta hora, y antes incluso, de este día de la semana. Te sientes reina de un silencio que rompo de forma tiránica con los clicks monótonos del teclado, "tikitik titikat, tikitik, tikitak". Sólo el zumbido del ordenador perturba esta mañana de octubre. Otoño, tan odiado siempre, es ahora sólo un mes más del calendario. Atrás quedaron pajarracos inmundos que graznaban todas las mañanas, y todas las noches y mediodías. No es que ahora no graznen pero, cuando los oigo, les descerrajo un par de olvidos.
Quiero el frío ya. El calor ya lo ponemos nosotros.

sábado, 1 de octubre de 2011

Primera gatada

Soy gata...de Madrid, del "foro"; hija de uno de Chamberí y una de Argüelles y hermana de un gato de García de Paredes. He ido a las fiesta de La Paloma (aunque nunca me pasaron por el manto) y he tomado cañas en las fiestas de San Lorenzo y San Cayetano. Me enamoré en las Vistillas y me dieron calabazas en Bailén. Mi primer recuerdo de la puerta del Sol fue con pocos años, de la mano de mis padres...boquiabierta ante la botella de Tío Pepe con sombrero. La Plaza Mayor fue testigo de mi primer día de vacaciones de Navidad  y alguna vez cayó un bocadillo de calamares. Fui asidua de Las Ventas para ver a Sabina y Mecano pero nunca vi un toro. Corrí por la Casa de Campo y me asusté con los mandriles del zoo para reír después a mandíbula batiente en mi parque de Atracciones preferido.
Viajé y sigo haciéndolo. Pero en un viaje virtual conocí al que ahora me da la mano y aguanta "mis gatadas".
Trasladé mi lugar de residencia y mi amor al sur, al ladito del Guadalquivir. Aquí veo la Giralda y María Luisa. Me refresco en Santa Cruz y me pierdo por la calle Castilla o el Postigo. Pero no pierdo la esencia de esa gata madrileña que a veces maúlla nostálgica desde los alcores del Aljarafe pero que es feliz recordando en la distancia sus raíces.